Jesús Alberto Rubio
Saraí Agustín Salazar, egresada de la maestría y doctorado en Biociencias del Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Sonora (Dictus), desarrolla en Italia importante proyecto sobre la cáscara de nuez, además de trabajar con polímeros plásticos para lograr materiales compuestos que puedan sustituir los plásticos que no son biodegradables.
Su estudio a nivel posdoctorado en su segundo año seguido en el Instituto de Polímeros, Compositos y Biomateriales), Pozzuoli, Napoli, Italia, dijo que ese tipo de proyecto permitirá darle un valor agregado a desechos agroindustriales que tienen un potencial en las industrias agroalimentaria, farmacéutica y en la cosmetología.
“La cáscara de este fruto seco tiene un potencial altamente antioxidante que puede utilizarse en la estabilización de los polímeros en la fabricación de materiales que serían más fácilmente degradables por ser naturales en todo lo referente a la industria del plástico”, afirmó luego de indicar que en ese esfuerzo académico también colabora la Universidad de Nápoles Federico II.
Su proyecto, con respaldo del Conacyt, se denomina Uso potencial de la cáscara de nuez (carya illinoinensis) como material de relleno en materiales biopoliméricos.
Material orgánico
Saraí Agustín Salazar planteó que al ser la cáscara de la nuez un material orgánico, pueden atribuir esas propiedades al compuesto final que se obtenga de la mezcla con el plástico, y precisó que los compuestos poliméricos son sustancias químicas que tienen estructuras que se repiten y se integran generalmente de una estructura química sencilla que comienza a aglomerarse en grandes cadenas, como es la formación de los plásticos.
La nuez, puntualizó, es importante en la entidad porque de ella se obtienen productos alimenticios, aunque recordó que hasta hace pocos años no se había pensado en qué hacer con los desechos.
La estudiante del posdoctorado abundó que las propiedades de la cáscara de nuez son proteger a la semilla debido a los antioxidantes y fibras naturales que contiene. Además, dijo, están los compuestos fenólicos, químicos antioxidantes que son sustancias que pueden prevenir enfermedades porque actúan en el organismo evitando la oxidación y de esa manera contribuyen a que las células no se dañen.
Dio a conocer que también tiene aplicación en las industrias farmacéutica y la química para obtener colorantes, cosméticos, así como la del plástico, donde se utilizan compuestos antioxidantes en la que hasta hace algunos años sólo se usaban antioxidantes sintéticos.
“Lo que hemos estado trabajando en los proyectos de maestría y de doctorado, es utilizar la cáscara de la nuez; por una parte, aislar esos compuestos antioxidantes y utilizarlos como aditivos químicos en los plásticos. Y aunque los antioxidantes sustituyen en una proporción pequeña dentro de los plásticos, ayudan en su composición a que no sean tan dañinos al medioambiente porque ya estamos sustituyendo un componente químico por uno natural”, apuntó.
Ahora, señaló, trabajan con lo que son los materiales compuestos, donde una gran parte de la composición del producto que se obtiene final es un residuo agroalimentario, y que en este caso es la cáscara de la nuez en donde se utiliza su fibra y se usa como material de refuerzo por tener una función de lograr al final un material que sea biodegradable.
Dijo que está por terminar la primer parte del proyecto haciendo las pruebas finales de biodegradabilidad y que en este año empezó con el objetivo de obtener esas mismas fibras por métodos sustentables.
“Para obtener o aislar esas fibras naturales –como la celulosa que se utiliza en el papel—, se usa también en solventes químicos que son contaminantes al medio ambiente, de ahí que nos apoyemos en metodologías sustentables”, concluyó.
El valor agregado
Nohemí Gámez Meza, coordinadora del Posgrado en Biociencias, destacó que lo relevante de ese tipo de estudios va en aras de poner un valor agregado a todos los desechos agroindustriales que tienen un potencial en las industrias agroalimentaria, farmacéutica y en la cosmetología, y manifestó su agrado por la relación que se ha dado entre ambas instituciones y, en especial, el hecho de que la estudiante de posdoctorado participe también como codirectora y sinodal de tesis de maestría en aquella universidad.
Su objetivo, reiteró: Su objetivo: evaluar la cáscara de nuez y sus fibras como materiales de relleno en polímeros para la obtención de biomateriales.
“Incluso, tenemos ya la solicitud de registro de patente en trámite con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial”, adelantó, señalando que la cáscara de la nuez es un desecho industrial que es rico en compuestos antioxidantes y también en la celulosa.
El título de la patente es Método de obtención de un estabilizante antioxidante natural para películas plásticas a partir de cáscara de nuez pecana.
Informó que Saraí Agustín, con experiencia como profesora de asignatura del Departamento de Ingeniería Química y Metalurgia, del que egresó, comparte su proyecto a través de su estancia posdoctoral gracias a la colaboración que tiene desde la maestría con aquel instituto italiano, teniendo una relación de investigación y académica con los doctores en ciencias Pierfrancesco Ceruti y Genaro Scarinzi, así como Verónica Ambrogi y Valentina Marturano, de la Universidad de Nápoles Federico II.